¿Qué es el BDS?
La campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel nace en el 2005 con un llamado lanzado por más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina a la comunidad internacional pidiéndole que aplique dichas medidas coercitivas “hasta que Israel cumpla con el Derecho Internacional y los principios universales de los Derechos Humanos”.
Ante el fracaso continuado de las “conversaciones de paz” entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tuteladas por Occidente desde 1991 (Conferencia de Madrid) y la violación sistemática e impune de la legalidad internacional por parte de Israel, la sociedad civil palestina decidió pasar a la acción y lanzar esta campaña internacional no violenta. La campaña palestina de BDS se inspira en la campaña similar que se aplicó contra el régimen de apartheid sudafricano, y que contribuyó decisivamente a la caída de aquel régimen racista.
El BDS busca poner fin a las políticas que el régimen sionista implementa en Palestina desde 1948, cuyos tres rasgos principales son: ocupación, colonización y apartheid.
La campaña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos del Estado judío, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos judíos participan en el BDS, también dentro de Israel), sino contra las instituciones que sostienen y financian dicho régimen opresor. Hay que destacar que esta campaña nace en el seno de la propia sociedad palestina y se proyecta hacia el exterior. Ello le da una legitimidad y una fortaleza ética enormes, evitando así los riesgos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo de la solidaridad internacional con Palestina.
¿Hasta cuándo estará activa la campaña de BDS? Hasta que Israel cumpla sus tres demandas centrales, todas ellas fundamentadas en el respeto al Derecho Internacional y los Derechos Humanos:
La campaña de BDS no se limita al “fin de la ocupación”, sino que exige el respeto de los derechos del conjunto del pueblo palestino, allá donde se encuentre (ya sea en los Territorios Palestinos Ocupados, en Israel o en los campos de refugiados de Oriente Medio). Asimismo, el llamado al BDS no se restringe a las empresas, instituciones y universidades que operan en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) en 1967. Ello dejaría fuera del foco a los más de 5 millones de palestinos refugiados y a los 1,2 millones de ciudadanos árabe-palestinos de Israel. La división entre un Israel liberal y democrático y sus colonias ilegales en los TPO es falsa e ilusoria: forman parte de un mismo sistema económico y político. Además, en numerosas ocasiones Israel ha falseado las etiquetas de productos comerciales procedentes de los TPO, señalándolas como “Made in Israel” para poder exportarlos a todo el mundo sin problemas y en el caso de Europa, para poder beneficiarse del Acuerdo de comercio entre Israel y la Unión Europea, que en teoría niega ventajas fiscales a los artículos procedentes de las colonias ilegales israelíes. Por todo ello, el BDS se dirige contra el conjunto de las instituciones y productos israelíes, para forzar a dicho régimen a cumplir con el Derecho Internacional y los Derechos Humanos.
El Boicot puede tomar diversas formas: comercial (rechazo a comprar productos israelíes); académico (ruptura de relaciones con las universidades israelíes); cultural (artistas internacionales que se niegan a actuar en Israel y boicot de artistas israelíes que cuentan con apoyo institucional de su país, a menos que renuncien a dicho apoyo, ya que Israel les utiliza para limpiar su imagen); deportivo (rechazo a la participación de equipos israelíes en competiciones internacionales); sindical (ruptura de relaciones con sindicatos israelíes); e institucional (ruptura de relaciones institucionales con las autoridades israelíes). Las Desinversiones se refieren al dinero que empresas internacionales retiran de aquellas empresas israelíes o internacionales que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino. Las Sanciones son el castigo que la comunidad internacional aplica a los Estados que amenazan la paz y la seguridad del mundo, una medida que se aplicó con éxito contra el régimen de apartheid sudafricano y que tarde o temprano se acabará aplicando contra Israel.
Extraído del original publicado en eldiario.es por Aitor Hernández y Marcel Masferrer (BDS Catalunya)
Ante el fracaso continuado de las “conversaciones de paz” entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tuteladas por Occidente desde 1991 (Conferencia de Madrid) y la violación sistemática e impune de la legalidad internacional por parte de Israel, la sociedad civil palestina decidió pasar a la acción y lanzar esta campaña internacional no violenta. La campaña palestina de BDS se inspira en la campaña similar que se aplicó contra el régimen de apartheid sudafricano, y que contribuyó decisivamente a la caída de aquel régimen racista.
El BDS busca poner fin a las políticas que el régimen sionista implementa en Palestina desde 1948, cuyos tres rasgos principales son: ocupación, colonización y apartheid.
La campaña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos del Estado judío, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos judíos participan en el BDS, también dentro de Israel), sino contra las instituciones que sostienen y financian dicho régimen opresor. Hay que destacar que esta campaña nace en el seno de la propia sociedad palestina y se proyecta hacia el exterior. Ello le da una legitimidad y una fortaleza ética enormes, evitando así los riesgos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo de la solidaridad internacional con Palestina.
¿Hasta cuándo estará activa la campaña de BDS? Hasta que Israel cumpla sus tres demandas centrales, todas ellas fundamentadas en el respeto al Derecho Internacional y los Derechos Humanos:
- El fin de la ocupación y colonización de todas las tierras árabes tomadas en 1967 (Jerusalén Este, Cisjordania, Franja de Gaza y Altos del Golán sirios) y el desmantelamiento del Muro;
- El otorgamiento de plenos derechos a los ciudadanos árabe-palestinos de Israel (que son un 20% de la población del Estado judío); y
- El respeto, protección y promoción del derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus casas y propiedades, tal como lo estipuló la resolución 194 del Consejo de Seguridad de la ONU ( hoy suman más de cinco millones según la UNRWA).
La campaña de BDS no se limita al “fin de la ocupación”, sino que exige el respeto de los derechos del conjunto del pueblo palestino, allá donde se encuentre (ya sea en los Territorios Palestinos Ocupados, en Israel o en los campos de refugiados de Oriente Medio). Asimismo, el llamado al BDS no se restringe a las empresas, instituciones y universidades que operan en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) en 1967. Ello dejaría fuera del foco a los más de 5 millones de palestinos refugiados y a los 1,2 millones de ciudadanos árabe-palestinos de Israel. La división entre un Israel liberal y democrático y sus colonias ilegales en los TPO es falsa e ilusoria: forman parte de un mismo sistema económico y político. Además, en numerosas ocasiones Israel ha falseado las etiquetas de productos comerciales procedentes de los TPO, señalándolas como “Made in Israel” para poder exportarlos a todo el mundo sin problemas y en el caso de Europa, para poder beneficiarse del Acuerdo de comercio entre Israel y la Unión Europea, que en teoría niega ventajas fiscales a los artículos procedentes de las colonias ilegales israelíes. Por todo ello, el BDS se dirige contra el conjunto de las instituciones y productos israelíes, para forzar a dicho régimen a cumplir con el Derecho Internacional y los Derechos Humanos.
El Boicot puede tomar diversas formas: comercial (rechazo a comprar productos israelíes); académico (ruptura de relaciones con las universidades israelíes); cultural (artistas internacionales que se niegan a actuar en Israel y boicot de artistas israelíes que cuentan con apoyo institucional de su país, a menos que renuncien a dicho apoyo, ya que Israel les utiliza para limpiar su imagen); deportivo (rechazo a la participación de equipos israelíes en competiciones internacionales); sindical (ruptura de relaciones con sindicatos israelíes); e institucional (ruptura de relaciones institucionales con las autoridades israelíes). Las Desinversiones se refieren al dinero que empresas internacionales retiran de aquellas empresas israelíes o internacionales que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino. Las Sanciones son el castigo que la comunidad internacional aplica a los Estados que amenazan la paz y la seguridad del mundo, una medida que se aplicó con éxito contra el régimen de apartheid sudafricano y que tarde o temprano se acabará aplicando contra Israel.
Extraído del original publicado en eldiario.es por Aitor Hernández y Marcel Masferrer (BDS Catalunya)